miércoles, 14 de julio de 2010

Por sobre todas las cosas.




























En el corazón de la peatonal cordobesa, lejos de los reclamos de los vendedores, las prisas financieras, la vegetación que en algo mitiga el calor de los transeúntes y la maraña de cables, se yerguen casi enfrentadas estas dos atalayas. La imaginación permite ubicar en ellas a extravagantes contrincantes de otras épocas, provistos de catalejos que se recelan en las alturas.
Nuestra sencilla ciudad obsequia estas perlas a quienes dirigen su mirada hacia lo alto.

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