martes, 13 de julio de 2010

La señalización me hace bromas.

Parafraseando a Francisco Heredia, a veces algo cuya función es orientar, como las señales urbanas, más que auxiliar confunde o su ayuda es insuficiente.















Este cartel, casi seguramente perpetrado con autoría intelectual del centro comercial próximo, es tan enredado como moño de su logotipo.
Ubicado en una isla en la intersección de las calles Manuel de Falla y Ricardo Rojas, se presenta intempestivamente a los ojos del conductor que dispone - en la proximidad de un semáforo con giro permanente - de escasos segundos para descifrarlo y decidir el itinerario que le conviene según el destino deseado.

















Muy cerca de allí se encuentra un barrio cerrado, cuyo jerarquizado ingreso carece de cartel alguno que lo identifique. Esto es "subsanado" por un letrero semi escondido por la vegetación en el cerco perimetral.

Pobre del incauto turista que se enfrente al volante a estas situaciones, perseguido por la horda de automovilistas autóctonos con atronadoras bocinas y escasa paciencia. Que Dios y Martin Solomon lo ayude a encontrar una flecha que lo guíe!

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